Las ordenanzas y las campañas de sensibilización no pudieron con la arraigada costumbre del peruano: «el ruido por las puras». Sólo un breve recorrido por algunas congestionadas calles de Trujillo nos hizo comprobarlo
Las ordenanzas y las campañas de sensibilización no pudieron con la arraigada costumbre del peruano: «el ruido por las puras». Sólo un breve recorrido por algunas congestionadas calles de Trujillo nos hizo comprobarlo