Entre cuentos y verdades: Perspectivas de la investigación científica en Trujillo

Resumen:

El ensayo pretende ofrecer un panorama sobre la investigación en Trujillo reconociendo el valor  del trabajo científico sistemático en el quehacer social y recordando la tarea pendiente de instituciones estatales y privadas sobre el impulso de la práctica científica desde la educación básica hasta el nivel superior; por ello sinceramos algunas cifras y pronunciamientos exageradamente optimistas de algunos sectores respecto al aporte de las investigaciones ‘made in Perú’, situación que finalmente reflejamos en los reportes de universidades trujillanas, enfatizando en las instituciones que reciben aportes del estado para estos fines.

Palabras claves:

Investigación científica,  método científico, investigación y desarrollo, ciencia y tecnología, actividades científicas y tecnológicas.

Introducción: 

Ciencia ¿Qué es eso?

El común de los mortales, quienes alguna vez aplicamos la investigación científica, recibimos como premisa de oro que investigar con el método científico nos ayuda a obtener conocimientos y encontrar la solución a problemas filosóficos, empíricos, técnicos para obtener la verdad y que esta debe ser verificable y perfectible. Siendo el ‘ABC’ de la investigación un concepto que ha trascendido generaciones y sentó los principios para aportes históricos e inobjetables a la humanidad, pocos intentamos decodificar las abismales diferencias de sus contribuciones, las cuales se aprecian fácilmente según su procedencia, autores, fuentes, temas e incluso su financiamiento.

La investigación ha sido desde la génesis humana, la clave para las grandes transformaciones sociales, sin embargo hoy asistimos al letargo más preocupante en cuanto a producción de proyectos y estudios relevantes para la sociedad; situación que se agrava cuando las instituciones encargadas de impulsarlas escatiman inversiones y relegan su valor.

Pocos educadores inculcaron a sus discípulos que la ciencia no define la verdad sino que define una manera de pensar; incluso puede cimentar hábitos de vida académica permanentes.

El método científico nos sugiere la ruta para la investigación, así como las herramientas y técnicas necesarias para no perdernos en el camino; así, llega el momento cumbre: las circunstancias donde aprendemos a pensar.

 ¿A qué nos enfrentamos?

El 2012 fue un año de revelaciones y no hablamos de profecías que auguran el apocalipsis de la civilización, sino de otras manifestaciones que también alarman; datos que reflejan la inerte voluntad de cambio o quizá la idiosincrasia de un fragmento de la sociedad latinoamericana.

De allí que todo este ‘boom’ creativo debe ser canalizado mediante un método de estudio que contempla el uso de técnicas de observación, esenciales para el razonamiento y la predicción; éste es el siguiente paso en el proceso de investigación. Ya desde el colegio se crea una tenebrosa idea sobre la investigación, al menos los alumnos observaron a la ciencia como el ‘patito feo’ de la enseñanza, no obstante las famosas e infaltables ferias de ciencias hacen su mejor intento y siguen siendo el mejor espacio de educar con la ciencia y la investigación mediante procesos lúdicos pero de alta exigencia.

Revisamos archivos periodísticos y los del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) y vemos que el Perú sólo ha cosechado un premio internacional, a nivel escolar en ferias de ciencia, fue en la I Feria Latinoamericana de Emprendimientos Productivos, Ciencia y Tecnología, que se realizó en mayo último en Ecuador, si bien el logro es sumamente valioso, se sabe que en esta parte del continente se realizan más de 15 eventos de innovación científica al año, promovidos por colegios y universidades, en los cuales Perú muchas veces es el gran ausente, aunque ideas y talento no nos falte.

Según la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), el Perú para el 2007 contaba sólo con un promedio de 5 mil investigadores a nivel nacional, esta cifra no ha tenido variaciones notables en el último quinquenio, es decir en un país con más de 28 millones de habitantes, el 0.017% dedica su vida a la investigación.

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Metodología:

 La indagación parte con la aplicación de una técnica de investigación cualitativa, la observación de la realidad, donde apreciamos la escasa y por ende insuficiente investigación científica que se desarrolla en el país, contrastándola con las cifras sobre reportes de investigación en Trujillo, una ciudad donde operan un considerable número de universidades que aportan un número importante de recursos humanos profesionales, es así que vemos las políticas gubernamentales en cuanto a investigación sopesada con la inyección presupuestal que el estado le ofrece, como las universidades locales aprovechan sus recursos y socializan los aportes, dándole prioridad a la trasmisión de conocimientos teóricos y aplicativos.

Otra técnica empleada para recopilar datos fue la revisión documentaria de fuentes secundarias de información, donde hallamos cifras importantes y a la vez desalentadoras de la investigación que se realiza en las universidades de nuestro país, e hicimos una reflexión al respecto.

 

Discusión:

En época de crecimiento económico sostenido, era lógico suponer, que la investigación debe gozar de cierto protagonismo entre los pilares de inversión estatal, no obstante la legislación no tiene contundencia en fomentar la investigación pura desde los colegios estatales, el contexto acentúa la brecha entre la educación gratuita y la pagada.

Se habla de crear una ley del científico peruano o la de un Ministerio de Investigación y Tecnología pero mientras se desempolvan las propuestas, las universidades son el vehículo oficial del impulso a la competitividad e innovación científica en el país

 

A pesar que en la última década, el Perú experimentó avances en términos económicos, que permitieron mejorar la capacidad competitiva; en el Reporte de Competitividad Mundial del World Economic Forum (WEF) 2011-2012, sigue rezagado en cuanto a innovación y en los subíndices relacionados.

En este ranking, Perú se ubica a nivel general en el puesto 67 entre 142 países, pero en el puesto 89 en innovación y factores de sofisticación, ubicación que empeora en el subíndice de innovación, en que se ubica en el puesto 113.

Según Modesto Montoya, conocido físico nuclear y promotor de la investigación y desarrollo en el Perú, citado en un artículo de Hanz Rothgiesser, revela que por años el Perú becó a los mejores estudiantes de ciencias para que desarrollen su talento en las mejores universidades de Europa, sin el compromiso de que vuelvan al país para aplicar lo aprendido, es decir el Estado contribuía a la ‘fuga de talentos’ dejando ir a sus mejores cuadros en investigación sólo con boleto de ida, ya que las oportunidades laborales para investigadores con sueldos dignos en nuestro país, aún son escasas.

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Otra muestra del bajo desarrollo de la Ciencia y Tecnología se evidencia en la cifras de inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) con respecto al PBI. En el 2004, el Perú solo destinó 0.15%1 del PBI, en comparación con Chile (0.67% de su PBI) y Brasil (0.90% de su PBI).

Si caracterizamos las investigaciones científicas según su origen y sólo las cuantificamos, Sudamérica muestra una de las producciones más pobres, notamos una tendencia, primero en la temática donde el giro económico y social, es notorio en el Perú es necesario ahondar en otras líneas de investigación como desarrollo, productividad y tecnología, que garanticen contribuciones competitivas respecto a otras latitudes del continente.

Según el portal del Ministerio de economía, hay universidades que, en lo que va del año, no han empleado ni el 2% del dinero entregado por concepto de canon minero, como es el caso de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, en otras, como la Agraria de la Molina, la inversión llega apenas al 15.3%.

En el Perú existen 135 universidades, de las cuales apenas 17 tienen vicerrectorado de investigación. Es más, existen más de 30 universidades que reciben canon, ya sea minero, petrolero o gasífero, pero estas sólo destinaron el 17% de los fondos para investigación, contemos cuánto dinero se queda en las bóvedas si sabemos que el presupuesto conjunto que reciben las universidades por canon llega a S/. 500 millones.

Precisó que existe una alta concentración de la producción de investigación en el país, ya que el 80% de las investigaciones las realizan la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Dada la cifra surge la duda ¿dónde nace el problema de la investigación en el Perú?: el panorama nacional aún es confuso; si el gobierno tiene una agenda de competitividad y habla sobre pilares de inversión, la inversión respecto el PBI crece cada año y las universidades manejan en suma 500 millones por canon; esta debería ser la panacea para la investigación y el desarrollo del país. Si esto no ocurre el tema cuestiona la formación, la voluntad de investigar o tal vez la creatividad, ¿qué genera estos índices, en general poco alentadores? ¿por qué no pudimos asociar nuestra imagen de marca país al éxito por la innovación científica?

Orlando Velásquez, presidente de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) y rector de la Universidad Nacional de Trujillo, intentó desmentir lo dicho sobre la pobre inversión del presupuesto por canon, culpando al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) tildándolo de ‘pulpo centralista’ por los retrasos que se produjeron en año y medio y que ahora las universidades pudieron revertir.

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La Universidad Nacional de Trujillo invierte actualmente cerca de 6 millones de soles en proyectos orientados a nanopartículas  y su efecto en la bacteria E. Coli (1 millón 570 mil soles), evaluación del potencial productivo de las lagunas de la sierra liberteña (con  1 millón 181 mil  soles) y el diagnóstico oportuno de Mycobacterium tuberculosis (898 mil 558 soles), no obstante los resultados o aportes de las acciones – si es que existieran –  no son socializados adecuadamente, dando la impresión que son investigaciones elitistas o de cult, pues nunca llegan a las masas. Igualmente, se mide la efectividad de la biorremediación en la salud humana de Shiracmaca, Huamachuco (700 mil soles), mejoramiento genético de Tilapia (591 mil 726 soles), desarrollo de aerogeneradores para sectores rurales de La Libertad (133 mil soles), entre otros importantes proyectos.

Además se ha dispuesto crear un fondo concursable dotado de 10 millones de soles, con recursos provenientes del canon minero para que los docentes trabajen proyectos de impacto social en diferentes áreas del conocimiento.

La aparición de cursos de titulación, exámenes de suficiencia – como ocurrió hasta el 2011 en la UNT– y otros beneficios para apresurados y desorientados universitarios, han sido el principal verdugo de la investigación científica, por lo menos obligada, para obtener el título profesional; no cuestionamos las forma, mas sí el fondo de estas alternativas, que valgan verdades no se distinguen por su rigurosidad o por permitir en los estudiantes el tiempo que necesitan para concluir una investigación con aporte científico.

Muchos temas propuestos en las monografías que resultaron valiosos y representaban una gran opción para investigaciones; quedaron en sosas descripciones o una especie de ensayo ampliado que engrosan las bibliotecas de las facultades, pues tampoco existen mecanismos de difusión como revistas científicas (impresas o virtuales), que difundan los productos de las investigaciones, y el conocimiento que no se comparte para su análisis validación o refutación, se queda en el anaquel y en la mente de quien lo concibió como si nunca hubiera existido.

Un botón de muestra, según información recopilada para una investigación sobre la producción de tesis en Ciencias de la Comunicación en universidades trujillanas, desde el 2005 a la fecha, la Universidad Privada del Norte tiene la mayor producción de tesis respecto, por ejemplo, a la Universidad Nacional de Trujillo que en los últimos siete años ha cosechado sólo cinco tesis entre todos sus egresados que en ese lapso de tiempo suman más de 200. La UPN registra casi cuatro veces más investigaciones, incluso algunas experimentales, como requisito para obtener el grado académico.

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En épocas donde las universidades trujillanas están sumergidas en procesos de acreditación la situación planteada es un claro ejemplo de cuan grave es la carencia de investigaciones científicas en nuestro país, esto obedece a un cúmulo de factores, en principio en el Perú, el Estado no cuenta con una política clara para fomentar el desarrollo de ciencia y tecnología desde las aulas universitarias, y la universidad no ocupa el verdadero sitial que le corresponde, pues no es concebida como una institución de gran nivel académico, productora de ciencia, tecnología e innovación, sino mas bien es considerada como formadora de recursos profesionales.

A este factor se suma la escasa motivación de los estudiantes universitarios hacia la investigación como una alternativa de trabajo, pues no existe un panorama atractivo, tampoco hay redes de investigación científica que administren ni compartan el conocimiento,  y aquellos que descubre su talento para la investigación, pronto migran al extranjero, donde sí encuentran un campo de acción para aplicar sus descubrimientos, ¿Acaso las universidades trujillanas también han contribuido al facilismo para obtener un grado de bachiller? Un examen de suficiencia a manera de monografía, en estos casos, sustituye  lo que sólo desarrollar una tesis, puede explicar.

De otro lado, la ausencia de mecanismos adecuados para difundir y socializar las investigaciones realizadas, ahoga los esfuerzos realizados para producir conocimiento científico y los escasos recursos asignados terminan siendo malgastados.

Ante este desalentador panorama es el Estado el primer llamado a intervenir, generando políticas adecuadas de promoción de la investigación científica y asignando un mayor presupuesto para generar un cambio significativo en la producción del conocimiento científico, pero ello parte por cambiar los modelos mentales y concebir a la universidad como un ente generador de conocimiento científico, y a la investigación como uno de los instrumentos claves para asegurar un crecimiento económico y bienestar social sostenible, lamentablemente las bibliotecas de Trujillo ‘hablan’ y demuestran que para nosotros la investigación aún no es cosa seria.